martes, 12 de junio de 2012
La seleccion a por todas.
Cuando Del Bosque anunció la alineación contra Italia, el país miraba de reojo a Roland Garros. Un rato después su atrevimiento de jugar sin un delantero centro puro atravesaba todas las tertulias. La fórmula ha dejado pósters legendarios, uno bajo su mandato en el Madrid.
“Debería estar prohibido jugar tan bello”. Así titulaba la prensa inglesa la osadía del Brasil del Mundial del 70, la selección que trastocó la normalidad. A Zagallo se le amontonaban los dieces y la solución fue colocar a cinco en el césped. Era el número de Pele (Santos), Tostao (Cruzeiro), Gerson (Sao Paulo), Jairzinho (Botafogo) y Rivelino (Corinthians), los cinco que colorearon el fútbol para la eternidad.
En 1994, la España de Clemente en el Mundial de Estados Unidos era un acorazado. En octavos, ante Suiza, acumuló búfalos y llegadores para arrasar a Suiza. Hierro, Luis Enrique y Begiristain hicieron los goles.
Guti no olvidará la campaña 2000-01. Morientes se lesionó y Del Bosque revolucionó la foto. Adelantó la posición del rubio y Guti se reconstruyó en un Santillana de bolsillo. El ahora seleccionador vio un delantero donde sólo se adivinaba un mago del pase. Se especializó en invadir el área, rematar en plancha, jugarse los pómulos con los centrales y enamorar a la portería. Con 14 goles —cuatro de cabeza— fue clave en el título de Liga.
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